¿Y los defensores del Libro de Texto Gratuito?
José Ángel Solorio Martínez
A mitad del sexenio del gobernador tamaulipeco, Emilio Martínez Manautou, el Congreso del estado, concretó la iniciativa para crear la Ley de Educación. El fondo de ese proyecto, era reglamentar la proliferación de escuelas privadas -desde la básica hasta la Universidad- toda vez, que eran tierra de nadie: cuotas a su arbitrio, planes educativos a contentillo, y una didáctica medieval.
Obvio: a los empresarios de la educación, no les gustó.
Calificaron la propuesta gubernamental como atentatoria a la libertad de educación.
Pedo grande.
Una de las regiones donde mayor resistencia social se generó fue en el sur de la entidad; el centro de oposición fue la por ese entonces, muy conservadora, ciudad y puerto de Tampico.
Miles de ciudadanos, salieron a la calle, para externar su repudio y su inconformidad con ese ordenamiento, el cual, a su juicio, afectaba los intereses de miles de educandos de la zona conurbada más importante del estado.
Podría decirse, que fue la primera manifestación en donde el PAN, salía a la calle en forma organizada en defensa de sus intereses educativos, políticos y económicos.
El gobierno estatal, encabezado por EMM, reaccionó como se estilaba en esos tiempos: confrontó mediáticamente a los insurrectos del sur. Organizaciones sociales, sindicales y gremiales, salieron en defensa de la Educación Pública, achicando los efectos de la ruidosa rebelión.
El ariete en esa estrategia, fue la SEP-Tamaulipas.
Digamos que la pugna entre el panismo y empresarios de la educación, resultó en un empate: la Ley se guardó para mejores tiempos, en tanto los mercaderes de la pedagogía, limitaron sus voraces deseos de expansión y de excesos que ponían en entredicho la preeminencia de la Escuela Pública en la entidad.
Hoy se ven lentas las fuerzas de la IV T, en defensa del Libro de Texto Gratuito.
Tirados en la hamaca, funcionarios de la SEP, diputados, alcaldes senadores y precandidatos -que son miles y miles- no han dicho esta boca es mía.
O sea: el presidente, se ve solo, abandonado por sus correligionarios y beneficiarios en esta pugna ideológica contra la derecha conservadora.
¡Pero eso sí!: fueron a pedirle apoyo para quitar al Fiscal Carnal.
Los héroes de aquella gesta, fueron Comunicación Social, la SEP y su aparato informativo; hoy, no se ve, ni siquiera el intento de lanzar un argumento al frágil techo de cristal del panismo nacional y regional.
¡Tantita madre!
¡Mi presidente, no merece tanto olvido!