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por Joel Cárdenas

Los fetos del sistema político tamaulipeco

José Ángel Solorio Martínez

El gran adversario de MORENA-TAM, es Marquito Batarse Ferrel. Aconsejado por sus amiguitos, se ha dedicado operar como poder fáctico en el partido guindo en la entidad. Tiene paralizada a la dirigente estatal del lopezobradrismo, Yuriria Iturbe; la ve como una convidada de piedra en este relevante proceso de selección de candidaturas.

El junior Batarse, con el apoyo de otros sujetos –igual o peor de inexpertos que él– anda por el estado metiendo mano en la mayoría de los Ayuntamientos promoviendo candidatos suyos.

Así es: actúa como el verdadero poder decisivo en Tamaulipas, con la abierta protección de otros juniors que alucinados creen que son dueños de la política en la región.

En Reynosa, han inflado a más no poder al Lusmi Iglesias, para hacerle un arrebata y corre al alcalde Makyito Peña Ortiz que sueña con su reelección. Las encuestas, son contundentes con todo y lo despreciable que pueda ser el hijazo de su vidaza–: el jefe edilicio actual, arrasa en todas las encuestas y en todas las mediciones cara a cara contra sus adversarios del interior y del exterior de MORENA.

Al inexperto Batarse, le importa un rábano.

Apuntala con todo y para todo, al Luismi.

Por órdenes de su patroncito, Marquitos ha girado instrucciones a la estructura de los programas de bienestar –de sello federal y estatal– para dirigir apoyos logísticos y materiales para Iglesias. (De hecho, Luismi sigue teniendo el control de los trabajadores de la sub delegación del SEBIEN en Reynosa).

Las órdenes del junior M, para impulsar la precandidatura a la alcaldía de Reynosa, de Iglesias ha generado gran tensión entre los Makyiavélicos y la IV T estatal.

Esa inestabilidad de MORENA, ha traído el desaliento de otros precandidatos que están considerando denunciar la inequidad de la contienda.

Otra más: el palomeado Luismi apenas levantó el aplausómetro –9 %– en la más reciente medición ante los precandidatos Makyito –35– Marcelo Olán Mendoza –28%–. Es decir: el apadrinado por el cartel de los juniors, es el candidato más frágil de todos los aspirantes.

En ciudad Victoria, la banda de los bisoños, aspira hacer candidato a la alcaldía al diputado local, Pepe Braña.

Con apenas un 14 por ciento de la intención de voto, contra 43% del alcalde Lalo Gattás.

En San Fernando, Marquitos y su compadrito, insisten en llevar de candidata a la aún Secretaria de Bienestar, Verónica Castillo. Aún y cuando las encuestas la dan por derrotada contra la actual alcaldesa panista, que va por la reelección.

En Matamoros, es el mismo escenario. A todo trance, creen poder meter de candidato al diputado Alberto Granados, que ante ponderaciones contra la ex alcaldesa panista Letty Salazar, sale aplastando al usurpador de títulos universitarios.

Casi liquidada su carrera política del ingenuo Marquitos –aspiraba a ser senador de la república, sin las menores medallas para ello–, ahora pretende convertirse en el poder tras el trono de Yuriria y aparejarse en poderío en los municipios con el gobernador del estado.

En Madero, traen como el plan B para la alcaldía a Claudio de Leija. Igual que el Luismi, este aspirante de la tribu de los juniors, aparentemente, está recibiendo apuntalamiento con recursos públicos de la Sebien, para su crecimiento.

En Altamira, sueñan con poner alcalde, la pandilla de Onán quiere como presidente municipal a un funcionario menor de la Sebien.

Batarse ya ha recibido varios “estate quieto”.

No entiende.

Menos, lo comprende.

Está a punto de convertirse en uno más, de los insepultos abortos políticos, que andan como ánima en pena sobre la red de poder tamaulipeca

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