Nuevo Laredo y la ley del péndulo
José Ángel Solorio Martínez
Intensa ha sido la batalla por Nuevo Laredo. Es uno de los municipios que más dio pelea la oposición. Con unos cuadros macizos, sólidos, representados por Yahleel Abdala Carmona, hasta el último momento defendieron su bandera. La pugna poselectoral fue de las más largas del estado.
Resultó tan trepidante y demoledora, que ningún cuadro del PAN quedó en pie.
Ni uno sólo de los dirigentes azules, salió sin heridas.
Yahleel, con dos derrotas al hilo fue arrasada del escenario. Si en el pasado el panismo era una fuerza considerable en la ciudad, hoy se percibe como un factor político de baja relevancia y menor presencia.
Sobre esos escombros, se levanta como único proyecto político en el último territorio tamaulipeco en la frontera noroeste, el de los hermanos Cantú Rosas. El otrora líder vigoroso dirigente del panismo, Moyo García –representante del cabecismo–, alcanzó a filtrarse en las filas de la autoridad en una modesta regiduría.
La más relevante representante cuadro panista, que aparentemente resultó indemne de la catástrofe fue la senadora, Imelda Sanmiguel Sánchez. La senadora Sanmiguel, es la única sobreviviente de la derrota del panismo cabecista en junio pasado. Tan aplastante vio el fracaso que se le venía encima, que no hizo ninguna campaña.
Nadó de muertito; y al parecer, le funcionó
Hoy los Cantú Rosas –Carmen Lilia y Carlos–, tienen en sus manos los destinos de Nuevo Laredo. Y la posibilidad de transformarse en un factor de dimensiones regionales.
Ambos, se han quedado solos en el reino.
El PRI y el PAN que le servían de suerte de contrapesos, a MORENA, quedaron reducidos a fragmentos sin estructura ni organización.
Por mucho que se esfuercen estos partidos pasarán varios años para ser factores reales de poder en la localidad. Mucho daño recibió de sus dirigentes, que en el pasado trazaron sus estrategias. Ambos partidos, requieren de una renovación de cuadros que representa una limpia a fondo de sus respectivas casas.
Muchos años, habrán de pasar para que el PRI y el PAN puedan ser opción de gobierno en Nuevo Laredo.
Carlos, ahora se mueve como pez en el agua del Congreso de la Unión, realizando las necesarias alianzas para el futuro que cada día está más cerca. Y la alcaldesa Carmen Lilia, gobierna cada vez con mayor sapiencia llevando a la ciudad por una ruta que pareció perderse: la gobernabilidad.
Incluso los grupos que en el pasado se resistían a sumarse a la alcaldesa, han pasado o acordar con ella y a sumarse al plan de trabajo gubernamental que ha delineado para la ciudad.
Desde aquel trágico día que el presidente Miguel Alemán, desapareció los Poderes destituyendo al Ejecutivo estatal, Hugo Pedro González en 1947, Nuevo Laredo no ha tenido la fortuna de presumir un gobernador.
Mucho tiempo ha pasado.
Ya es tiempo de que la ley del péndulo, vuelva a favorecer a los nuevolaredenses.