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La Comuna

por Joel Cárdenas

¿La última de los Tachos?

José Ángel Solorio Martínez

Otra vez, los Tachos.

Otra vez, la pareja infernal.

Sí: nunca un elemento del sistema político tamaulipeco, había puesto en tan grave situación de emergencia y de peligro, un proyecto socio-político como Atanasia Contreras y su consorte, Jorge Beas, mejor conocidos como los Atanasios.

Se sentían bendecidos por la IV T.

Y cómo no: habían logrado llevar a cabo una serie de reformas a la vida interna del Congreso tamaulipeco, que permitió tomar el mando de los órganos internos de la Legislatura.

Hasta se habían dado –con la estrategia de Tacha– la potestad, de cambiar a personajes del viejo régimen azul, de algunos organismos autónomos.

Por varias semanas, Atanasia y su pareja. Jorge Beas, disfrutaron de ese sonado triunfo; o al menos así lo vendieron: como una maniobra triunfal y un descalabro al irredento panismo, atrincherado en el Poder legislativo para defender sus posturas y sus intereses.

Muy poco les duró el gusto.

No hay ejemplo en la historia del Congreso local, de tantos vuelcos y tantos brincos estando el suelo tan parejo. Este 2024, suma el tercer año de confrontación y de un pleito de callejón, en donde el PAN ha obtenido la mejor parte.

Los Tachos, suman un rosario de descalabros, como ningún otro abogado que se recuerde en la región. Van invictos: no han ganado un solo litigio; ni en los diferendos jurídicos más simples y sencillos, han podido entregar buenas cuentas a su jefe, el gobernador del estado, Américo Villarreal Anaya.

¿Será como dice José Alfredo, la última y nos vamos?

¿Se les acabará el corrido, a estos sujetos los cuales, han metido en complicados bretes a la IV T en el estado por sus impericias jurídica y política?

La bofetada para los Tachos, se convertirá en mucho más dolorosa cuando vengan las consecuencias: regresar a las formas de gobierno que favorece a la minoría panista, retornar cargos que esta legislatura en función de la -decían Atanasia y su pareja- genial pirotécnica jurídica, que sirvió para tres cosas; y lo peor: pasar la vergüenza y el bochorno de dar por inoperantes toda decisión elaborada por la mayoría morenista al amparo de la reforma tachista, toda vez que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, invalida todo acuerdo tomado por una frágil mayoría malamente asesorada por la licenciada, Contreras y el licenciado, Beas.

¿Y ahora qué falta?

¿Qué sigue ante tanta muestra de ineficacia de la parejita jurídica?.

¿Es aun sostenible en el cargo esa dupla indescriptible?.

¿Acaso no hay otros abogados que pueden desplegar con mejores resultados la tarea de Tacha y Beas?

¿Por qué permitir que ese par, siga vulnerando la gobernabilidad y la legitimidad de la IV T tamaulipeca?

El PAN –sobre todo en una coyuntura electoral que le es adversa–, estaba a punto turrón para ser desplazado del segundo lugar de las preferencias electorales en la región. El mandato del Poder Judicial de la Federación, es uno de los peores golpes recibidos por una administración estatal. Convierte al Poder legislativo tamaulipeco –a su mayoría, sobre todo– en un ente invertebrado e inmaduro para tomar el destino en manos propias.

Quizá ese, sea el más grave pecado de los Tachos.

Han convertido al Congreso local, en una marioneta sin capacidad de autogobernarse.

¿Por qué, meten las manos en el Poder legislativo, los Tachos?

¿Siendo como lo son, parte del Poder ejecutivo, por qué la andan desparramando, en sitios que no les corresponden?

Es tiempo de lanzar un salvavidas a la IV T.

Bequen a los Tachos para estudiar en la Universidad Chavira en el Campus Miquihuana; a lo mejor, lo que necesitan es estudiar en una buena escuela.

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