La truculenta narrativa
José Ángel Solorio Martínez
El debate político, en Tamaulipas está fuera de control. Y en mucho, uno de los evidentes responsables es el líder del panismo azucarero: el Truco Verástegui. Se ha tomado muy a pecho, su rol como tutor de la clase política de esa comarca, y se sube a los estrados de los candidatos, a lanzar acusaciones temerarias y aventuradas, que poco ayudan a su partido y a sus candidatos.
En una de sus intervenciones que circuló en redes, lanzó severos señalamientos contra el gobernador y su administración.
¿Por qué es innecesaria esa postura irracional?
1.- La sociedad tamaulipeca, conoció a fondo la forma de gobernar de la administración estatal que dirigió Francisco García Cabeza de Vaca, de la cual el Truco fue brazo derecho. Es decir: operó como parte de una estructura de gobierno, que utilizó la autoridad para saquear el erario, apropiarse de decenas de bienes muebles e inmuebles, y manejó a su antojo el Poder judicial para aterrorizar a sus adversarios políticos.
De igual forma: se acallaba la crítica de sus contrarios, de una manera nada elegante y nada heterodoxa.
Otra cosa: García Cabeza de Vaca, sí tiene averiguaciones e indagaciones de parte del gobierno mexicano y el gobierno norteamericano, por diversos ilícitos.
Es decir: involuntariamente, Verástegui desentierra viejas cenizas que pueden manchar de manera contundente la figura política de su jefe y a él mismo.
(En corrillos del tercer piso de palacio de gobierno, se corre la especie de que el Truco dejó una serie de excesos en la Secretaría general de gobierno, cuando fue su titular. El más evidente: faltantes de artefactos que se utilizaron para espiar a los enemigos del cabecismo; pérdida de hardware y software facturados, que no aparece; y lo menos pesado: vehículos blindados que nadie conoce su paradero. En corto: son decenas de millones de pesos que se esfumaron).
2.- Ante esa postura desfasada e inoperante, Verástegui, se queda al margen como figura opositora válida y viable. La alucinada conducta del Truco, dinamita la posibilidad de diálogo con la IV T y su dirigente en el estado; y eso, no conviene a un PAN, que aspira a reposicionarse en la entidad, fundamentalmente con liderazgos prudentes, sensatos e inteligentes.
Y ahí, nada más no cabe el hijo pródigo de Xico.
O al menos, no en este momento.
Indudablemente: seguirá siendo el factor dominante en el priismo cañero; sólo que ante lo inviable de su crecimiento por la narrativa de confrontación poco sustentada –recordemos a Xóchitl, y cómo le ha ido en los debates presidenciales ante su discurso radicalmente bofo–, abre la posibilidad de la emergencia de otros liderazgos azules en la región mantense y en el estado.
3.- La inoperancia del Truco, encapsulará su representación a Mante, Xico y otros municipios de la periferia azucarera. Ante lo delirante de su retórica, se ve complicado que se pueda ensanchar a otros municipios.
4.- Verástegui, le pone papita al diputado Gerardo Peña, la tarea de emerger como el reemplazo de las dirigencias panistas del centro del estado. Como líder de la bancada azul en la próxima Legislatura tamaulipeca, el regio-reynosense, necesariamente, cubrirá el espacio que ingenua y gratuitamente, le está proporcionando la tozudez del ex candidato panista a la gubernatura.
Todo por servir se acaba; y el Truco, se acabó por no servir.
Echó al caño, un envidiable capital: más de 650 mil votos, en su intensa campaña por el gobierno de Tamaulipas contra Villarreal Anaya. Se quedó en la raya.
Sería muy saludable por el bien de la gobernabilidad democrática tamaulipeca, que los panismos, de la entidad, pulan, lustren, su proyecto alternativo de gobierno ante la IV T.
Y ello necesariamente, empieza con una conducta civilizada.