Por Pegaso
Van dos exploradores en una tupida selva africana, cuando de pronto se encuentran un letrero que dice: “Peligro: Caníbales vegetarianos”.
Algo extrañados y confundidos, siguen su camino por una vereda, hasta que encuentran a un sujeto que viene huyendo, completamente ensangrentado, que grita: “¡Corran, corran!”
Los exploradores lo detienen para preguntarle: “¿Por qué?”
Y el tipo les dice: “¡Vienen los caníbales!”
“¿Y eso qué importa?”-le contestan. En el letrero dice que son vegetarianos.
“¡Sí” Contesta el que huía. Son caníbales vegetarianos porque se comen las palmas de las manos y las plantas de los pies. (Aplausos).
En una familia de caníbales, el niño pequeño dice de pronto a su mamá: “¡Mami, no quiero a mi hermana!”
“No hay problema-contesta la abnegada progenitora. Sácala a un lado y cómete solo el arroz”. (Aplausos).
Va un caníbal a bordo de un vuelo de Viva Aerobús, de Reynosa a la Ciudad de México. De pronto, se le acerca la azafata y le pregunta: “¿Quiere que le traiga el menú?”
Y contesta el antropófago: “No, señorita. Mejor tráigame la lista de pasajeros”. (Aplausos).
Tres tipos de Reynosa van a un zafari al Congo Belga, con tan mala suerte, que se pierden en medio de la jungla.
Asustados, ven que de la espesura surgen varios caníbales. Estos los llevan atados hasta su aldea y ya en ella, el jefe les dice: “Ustedes pedir lo que querer. Si nosotros no poder cumplir su deseo, ustedes salvarse”.
El primer le dice: “Yo quiero que me traigan un avión”.
Entonces, un grupo de caníbales se van y de rato traen arrastrando un avión.
Entonces, proceden a matarlo para comérselo, y con su piel hicieron forraron una canoa.
El segundo dice: “Yo quiero un tanque de guerra, de los que usan los rusos en Ucrania”.
Se van los mismos caníbales y traen arrastrando un tanque de guerra. Al cuate lo matan y con su piel forran otra canoa.
Y el tercero dice: “Yo quiero un picahielos”.
El jefe dice: “Esto ser más fácil”. Y le traen el picahielos.
Entonces, el tipo se empieza a apuñalar todo el cuerpo con el picahielos y dice: “¡Tomen su pinche canoa!” (Aplausos).
Un caníbal le pregunta a otro: “Oye, Burundongo, ¿cómo te cayó mi mamá?”
Y le contesta el zoquete: “Como que le faltó un poco de sal”. (aplausos).
Tantos chistes de caníbales se han escrito que podríamos pasarnos todo el día y toda la noche contándolos o leyéndolos.
Lo que no me queda muy claro es por qué tenemos la idea de que todos los caníbales son negros y viven en la selva.
Supongo que se trata de un estereotipo, de un cliché.
A quien no le gusten los chistes de caníbales, puede saltarse hasta el siguiente párrafo.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso que dice: “La totalidad de la población me denomina el obscuro, mujer que vierte abundantes lágrimas; obscuro, pero afectuoso”.(Todos me dicen el negro, llorona; negro, pero cariñoso)