Por Pegaso
Viene a continuación un Trazado de Arquitectura, combinado con Tesis Doctoral y Conferencia Magistral que servirá de guía y faro para los confundidos ministros de la confundida Suprema Corte de Justicia de la Nación:
No soy un experto, ni mucho menos, pero en la praxis legal existe una rama del conocimiento que se denomina Hermenéutica.
La Hermenéutica es la técnica o método de interpretación de textos, y cuando se refiere a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los eruditos y magistrados buscan el sentido o espíritu de lo que quiso decir el Constituyente al escribir tal o cual párrafo.
El Constituyente o los Constituyentes son, por supuesto, los que hicieron la Constitución. Documento que en la inmensa mayoría de los casos, se interpreta a conveniencia de quienes buscan obtener el amparo de la ley después de hacer una que otra travesurilla.
Pues bien. Para eso está la Hermenéutica.
Por supuesto que esa disciplina se ajusta al Método Científico, si no, no sería un instrumento válido. Y a su vez, el Método Científico descansa en leyes y principios.
Viene toda esta jerigonza técnica-legal en relación con el proceso que se lleva a cabo en la Suprema Corte para determinar si existen o no los elementos necesarios para quitar el fuero al Gobernador de Tamaulipas, Cabeza de Vaca.
Uno de esos principios se refiere al dador del fuero. ¿Quién es el que lo da, la Federación o la entidad federativa? La Constitución y el espíritu de los constituyentes dice que la Federación.
Entonces, el que puede quitarlo es precisamente la Federación y sus órganos jurisdiccionales.
No hay que olvidar que la República es un todo.
Es como el cuerpo humano: Las manos, los pies, la cabeza, el tórax… Todo ello integra el todo y una mano no puede ser más que el cuerpo entero.
Entonces, quién manda, ¿la mano o el cuerpo?
Tamaulipas, como el resto de los Estados del País, es Libre y Soberano, sí, pero en su esfera. No tiene injerencia en temas federales, como el fuero o como los delitos federales, valga la redundancia.
A Cabeza de Vaca se le acusa de delitos federales y tiene fuero federal, entonces, ¿dónde está la confusión?¿Dónde está la contradicción?
Sus abogados quieren hacer ver las acusaciones que le hace la Fiscalía General de la República como una persecución política del actual Gobierno Federal para fundamentar una supuesta vulneración a la Soberanía de la entidad.
En una parte, le concedo la razón, porque su asunto parece ser una vendetta política. Causa y efecto: Si estuviste en mi contra y tienes delito, te finco responsabilidades y vamos a ver cómo le haces.
Es como decir: “A mis amigos, justicia y gracia; a mis enemigos, justicia a ciegas”.
Lo que significa que Cabeza de Vaca, aunque no es una blanca palomita, podría tener éxito en su argumentación de la persecución política, si es que los magistrados, al hacer uso de los métodos hermenéuticos, determinan que el constituyente anticipó situaciones de esa naturaleza.
Y si ante tales circunstancias, por su buena suerte o porque no le tocaba, como dice la canción, la determinación de la Suprema causa jurisprudencia, entonces, ningún gobernador podría perder el fuero en la forma en que se pretende quitar a Cabeza de Vaca.
La mano le habría ganado al cuerpo; los pájaros le tirarían a las escopetas y los juicios de procedencia en el Congreso de la Federación se irían al caño.
Aunque la misma ley determina que los juicios de procedencia que dictamina la Cámara de Diputados son inatacables, resulta que siempre hay forma de atacarlos y en su caso, de vencerlos.
Bonito país.
¡Y que viva México, cabrones!
Vámonos con el refrán estilo Pegaso: “Te lo expuse de manera prístina”. (Te lo dije bien clarito).