Por Pegaso
En todas las escuelas, en los centros de trabajo, en los clubes deportivos, donde sea, siempre hay un tipo fanfarrón y gandalla que quiere arrebatar a la fuerza lo que pertenece a los demás.
Hay mucha literatura en torno a ese fenómeno. Le llaman bullying.
Pero hay más detrás, y todos estaremos de acuerdo que en cada familia siempre hay un padre que funciona como líder político, porque es quien da las directrices y aporta el sustento; siempre hay una madre, que es como una consejera moral. También hay uno o varios hijos buenos y uno o varios hijos cabrones, a los que desde siempre se les ha conocido como “ovejas negras”.
Esa es la familia arqueotípica, de acuerdo con la Psicología Conductual.
También podemos identificar al padre con el Gobierno, a la madre con la Iglesia, al hijo bueno con el pueblo y al hijo malo, con los mafiosos.
La familia arqueotípica está presente en todo. Si analizamos las características de un conjunto musical, como Los Beatles, ahí encontraremos cada uno de los caracteres, lo mismo si nos vamos a un equipo de futbol, a un programa de televisión y a un centro de trabajo.
Ahora bien. Desde siempre, el Congreso del Estado ha sido como el hijo bueno, siempre sometido al hijo malo, en este caso, al Gobernador del Estado.
Desde la Primera Legislatura, instaurada con la República, el Poder Legislativo de Tamaulipas ha sido manipulado, maniatado, controlado, manejado, humillado y sobajado por el Ejecutivo.
Siendo como son, dos poderes iguales, el Gobernador del Estado siempre había tenido poder absoluto sobre él.
O al menos, lo tenía hasta el pasado mes de octubre, cuando la 65 Legislatura, compuesta en su mayoría por diputados de un partido diferente al del Gobernador, hizo historia al convertirse en un verdadero contrapeso.
Ya no están ahí para cumplir caprichos del Ejecutivo, ni para servirle de tapadera. Están resistiendo valerosamente el bullying político.
Lo que sí sobrevive, y eso no se va a poder acabar porque forma parte de un fenómeno sociológico presente en todas partes, es que siempre estará ahí el tipo gandalla y miserable, tratando de apabullar a sus iguales.
Cuando en la escuela el fanfarrón le hace la vida imposible a su compañerito más débil, no habrá forma en que éste se libre del acoso. Siempre estará ahí, atormentándolo.
Ni la intervención de los maestros, ni la de los padres…, es más, ni la policía hará cambiar la actitud del bastardo.
Por vez primera en su historia, el Congreso Libre y Soberano del Estado de Tamaulipas no rinde pleitesía al Gobernador y este, en consecuencia, reacciona intentando eliminar a quien o quienes le estorban, ya sea comprándolos con dinero o atacándolos por todos los lados posibles.
Mientras el actual Gobernador esté en el poder, seguirá con su intento de mantener el statu quo que había antes de octubre, cuando el Congreso era suyo. Cuando era servil e incondicional.
En los primeros días de la 65 Legislatura, pudo comprar a dos diputadas de MORENA, cuya hambre de dinero quedó de manifiesto, porque accedieron a traicionar a quien antes adoraban hasta el delirio.
Los que quedan, forman una bizarra minoría que ha podido mantener a raya las ambiciones del Ejecutivo.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “El agreste félido resulta de mayor riesgo cuando permanece lesionado”. (La fiera es más peligrosa cuando está herida).