Por Pegaso
Ya lo decía ALMO, cuando en el 2012 se realizaba la campaña para Presidente de la República: “Con Enrique Peña, México se va a ir al despeñadero”.
Y no pasó nada. Fue más de lo mismo: Corrupción, mucha corrupción, muertes, desaparecidos, masacres, carestía, crisis económica… nada fuera de lo común.
Bueno, sí. Sí pasó algo. Durante seis años tuvimos al presidente más pendejo en la historia moderna de nuestro país, solo un pelín por arriba del panista Chente Fox.
Pero de todos modos, ese período se caracterizó porque Peña Nieto un día la cagaba y otro también.
¿Quién no recuerda aquella frase que ha quedado grabada a fuego en el inconsciente colectivo de los mexicanos, cuando en un viaje aéreo por Oaxaca alguien le preguntó en cuánto tiempo aterrizaba el avión y Peña Nieto dijo: “Estamos ya por bajar aquí, en Oaxaca. Estamos a un minuto de aterrizar… A menos, yo creo que como a cinco minutos”.
E inmediatamente se convirtió en miles de memes en las redes sociales.
El presidente del copete fue muy prolífico en ese tipo de frases memísticas, como cuando dijo que no había llegado a ese cargo para ganar una medalla por popularidad, o como cuando subió el precio de las gasolinas y dijo, en respuesta a un cuestionamiento: “¿Y qué hubieran hecho ustedes?”
Otra: “Este es el refresco del Presidente Peña Nieto: Peña-fiel”. Una joya del ingenio que salió de su ronco pecho durante la inauguración de la planta Tecámac del Grupo Peñafiel.
Ya lo decía el caricaturista José Hernández en una entrevista, durante la campaña presidencial del 2012: “Enrique Peña Nieto no puede ser el próximo Presidente de la República. Esto no será así, porque no hay país que aguante a dos pendejos y a un pelele de tirón”.
El monero se refería con dos pendejos, por supuesto, a Chente Fox y a Felipe Calderón, y a Peña Nieto como el pelele, puesto que consideraba que era muy manipulable y que gente como Carlos Salinas y Beltrones lo iban a hacer pedazos.
La historia lo desmintió: Los dos pendejos fueron Fox y Peña, mientras que Calderón fue solo catarrín que pasó por la Presidencia de la República con más pena que gloria.
Desde que pisó Los Pinos, Peña causó polémica, porque de inmediato contrajo nupcias con la conocida actriz Angélica Rivera, quien protagonizara poco tiempo antes una telenovela de Telerisa donde le daba vida a un personaje al que le decían “La Gaviota”. Y el mote se le quedó.
Durante su mandato se suscitó la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, le compró un palacete a su vieja, el cual fue conocido como “La Casa Blanca”, se supo que para titularse como licenciado en derecho le fusiló parte del contenido a Enrique Krauze y además, le estalló en las manos el Caso Odebretch, uno de los temas de corrupción más descarados y que todavía hasta la fecha está dando mucho material.
Hay en Internet una montaña de memes y momentos jocosos protagonizados por el ex presidente, pero un canal llamado Whatch Mojo señala el “Top 10 de los momentos más estúpidos de Peña Nieto”, que son los siguientes:
-Antes de la campaña no sabía si era candidato o precandidato del PRI.
-Su torpeza cuando dejó caer un pedazo de pastel o cuando se le zafó un teléfono celular.
-Cuando le preguntaron por el precio de la tortilla y dijo que no era la señora de la casa.
-Cuando no supo qué era el INAI (Instituto Nacional de Acceso a la Información).
-Cuando dijo que México ha “suscribido”, o cuando llamó “epidemiologos” a los epidemiólogos.
-El episodio de los dos minutos… no, menos, cinco minutos.
-Cuando llamó Juan Gin al Presidente de China.
-Cuando llamó Estado a Monterrey.
-Cuando no supo decir los tres libros que marcaron su vida.
-Su mal pronunciación del inglés.
Después de una ausencia de dos años…, menos, tres años, vuelve a estar en el ojo del huracán el copetudo personaje.
Hoy el Pejidente ALMO quiere traerlo de vuelta al país, pero para meterlo a la cárcel por ENRIQUEcimiento ilícito, pero a su vez, Quiquín ha dicho que tiene suficiente material en contra de su acusador.
De este choque de trenes, veremos qué es lo que sale.
Mientras tanto, nos vamos con el refrán estilo Pegaso que dice así: “Estafador que defrauda a atracador, posee un siglo de redención”. (Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón).