Por Pegaso
Por increíble que parezca, toda la atención del País se ha concentrado en el estado de salud de Carmen Salinas, mejor conocida en el mundo del celuloide como La Corcholata.
Es el nuevo culebrón, la nueva cortina de humo, la nueva caja chica con la cual se mantendrá alejado el pensamiento de la gente mientras los problemas continúan.
“Al Pueblo, pan y circo”,-decían los emperadores romanos, cuando la inconformidad de la población empezaba a traspasar ciertas fronteras.
Al pueblo, pan y circo, es lo que necesita en estos momentos la 4T para reponerse de la madriza que le están dando los medios de comunicación y la gente pensante por la gran metida de pata que dio nuestro Pejidente en la ONU.
El postramiento de “La Corcholata” le cae como anillo al dedo.
Ya pueden desgañitarse los Foxes, los Calderones, los Cabezones y todos aquellos opositores neoliberales, aspiracionistas y fifíes a quienes no hay chile que les embone, como decía Peña Nieto.
La noticia, en estos momentos, es la evolución del estado de salud de Carmen Salinas.
Su carrera empezó allá, en la década de los setenta, cuando participó en la película “La Vida inútil de Pito Pérez”, al lado de Ignacio López Tarso, Lucha Villa y Lilia Prado.
Tiene casi un centenar de largometrajes en su haber, sobre todo en el género ficheras, tan de moda en los setentas y ochentas.
Aunque es difícil de creer, participó también en producciones gringas, como Man on Fire (Hombre en Llamas), donde actuó al lado de Denzel Washington.
Hizo 22 telenovelas, 9 series de televisión, dos reality shows y una obra de teatro, Aventurera, además de haber sido diputada federal en la pasada legislatura.
El mote de “La Corcholata” se lo ganó por su personaje en la cinta clásica de ficheras “Bellas de Noche”, donde alternó con Sasha Montenegro, Jorge Rivero, Leticia Perdigón, Lalo De la Peña “El Mimo” y Rosa Carmina.
¿Qué más podemos decir de la popular “Corcholata”, además de que en estos momentos se encuentra en un hospital en estado de coma?
En sus mejores tiempos, además de cotizada estrella, fue gran imitadora.
Recordamos, por ejemplo, aquellas personificaciones de Lucha Villa y Lola Beltrán, que le salían increíbles.
Últimamente se le había visto en la pantalla plana idiota al lado de “El Vítor” y “Albertano”, lo que, después de todo, la mantenía vigente, con una carrera de más de cincuenta años.
Ojalá que la libre. Y ojalá que no se utilice su enfermedad como cortina de humo para que el gobierno nos siga metiendo goles, como hasta ahora.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso, cortesía de Carmelita Salinas: “Abstente de elaborarla de flatulancia, vástago mío”. (Ya no la hagas de pedo, m’ijito).