A 100 años de La Huelga de El Águila, en Madero, Tamaulipas
José Ángel Solorio Martínez
El 22 de marzo de 1924, estalló en Doña Cecilia –luego Villa Cecilia y hoy Madero, Tamaulipas–, la más trepidante huelga de los obreros industriales mexicanos, en la compañía petrolera inglesa, El Águila. Este movimiento proletario, que generó un vuelco en las relaciones obrero patronales del país, estará cumpliendo 100 años de su inicio en esta primavera.
¿Por qué fue tan relevante ese paro que marcó un antes y un después en la correlación entre el capital y el trabajo mexicanos?
1.- Se constituyó en la primera expresión huelguística victoriosa en América, a partir de la firma del Contrato Colectivo de Trabajo, firmado el 17 de julio de 1924. Antes de ese día, toda manifestación de inconformidad mediante el paro de la producción, había sido derrotado y la mayoría de las veces aplastado por una ola de represión que tiñó de rojo las plazas públicas del país y los centros fabriles de la nación.
Cinco años antes –1919–, el gobierno de Carranza, había aplastado la huelga de la Pierce Oil Company; una concentración de miles de obreros petroleros, fueron agredidos por el ejército cuyo saldo resultó con varios muertos, decenas de heridos y más de una decena de dirigentes encarcelados. Entre los más destacados encarcelados, estaba Emilio Portes Gil y Andrés Araujo.
La huelga de los electricistas de Tampico en 1923, obtuvo un triunfo parcial: firmaron una serie de acuerdos con la Compañía de Luz y Fuerza; pero los empresarios, alargaron su cumplimiento hasta a mediados de 1924.
2.- La Huelga de El Águila, logró el reconocimiento legal del primer sindicato de empresa –en el ramo industrial– en México. Ese notable avance, ayudó a la reglamentación del artículo 123 Constitucional; antes de la movilización, de los trabajadores de Tampico-Doña Cecilia sufrían de los patrones el ninguneo de los derechos obreros con el argumento de que las Constituciones locales, no expresaban las prerrogativas proletarias ni las obligaciones del empresariado.
3.- En el mundo real, la Huelga de El Águila, representó el más fuerte movimiento social, en defensa de los bienes de la nación. La Constitución de la república, –en su artículo 27– lo planteaba, pero al igual que el artículo 123, era soslayado por las compañías petroleras que se habían apropiado del petróleo aprovechando los huecos en la ingeniería constitucional diseñada por el constituyente de 1917.
4.- El éxito de esa monumental movilización proletaria, generó condiciones para el cambio cualitativo de sindicato de empresa, a sindicato de industria –la petrolera–. Esa mutación, colaboró con el proyecto social del presidente Lázaro Cárdenas, quien, con la expropiación petrolera, recuperó los bienes del subsuelo –principalmente los hidrocarburos– de manos de transnacionales –principalmente norteamericanas–.
El sindicato petrolero, fue uno de los pilares de la victoria de Cárdenas sobre el imperialismo del petróleo en los años 40.
5.- El paro, desactivó el trabajo infantil, al tiempo de lograr salario igual a trabajo igual; sin importar nacionalidad, raza o género.
6.- La triunfante huelga de El Águila, construyó una mentalidad centrada en el trabajo, en Doña Cecilia, Villa Cecilia y ciudad Madero. A diferencia de Tampico, en donde la mentalidad, ha sido delineada por la idea y la conciencia empresariales, en Madero, la cosmogonía de la mayor parte de la sociedad, sigue anclada a la industria petrolera y a quien la ha puesto en marcha por más de un siglo: los trabajadores petroleros.
Los maderenses, tienen mucho de que sentirse orgullosos.
La Huelga de El Águila, mostró al proletariado universal, que los obreros organizados pueden cambiar el mundo –su mundo– y el de toda sociedad.
La Huelga de El Águila, enseñó que los bienes del subsuelo, son una riqueza que debe de estar en manos de la nación y no en los bolsillos de capitalistas extranjeros.
El heroico y largo combate de los petroleros maderenses, no ha terminado.
Por todas esas circunstancias, Xóchitl Gálvez, y su deseo de desaparecer la refinería de Madero, es un chiste grotesco y clasista: pretende borrar de un plumazo, una identidad obrera que, sin duda, sumará otros 100 años de festejos por la dignidad heredada en decenas de luchas obreras en favor de sus derechos y los derechos de los trabajadores tamaulipecos, mexicanos.
La candidata presidencial panista, abrió las puertas de su propio infierno en el sur de Tamaulipas.