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¡UN LIDERAZGO QUE DEJÓ HUELLA!

por Joel Cárdenas

¡En vida hermano…en vida!

Con este Post, pretendo hacer un pequeño homenaje a un hombre que durante muchos años se erigió como un gran líder en lo que antaño se llamó; Industrias de Río Bravo, hoy Molinos Azteca (Masca)

El líder al que hago referencia en este post, lo defino como un líder visionario que supo gestionar en equipo, tomando lo mejor de cada uno de sus agremiados y aceptando que él no era el único con respuestas a todos los temas, compartiendo el éxito como fruto de un trabajo de equipo; empujando cada día a sus compañeros a dar lo mejor de sí y reconociendo la labor y los resultados conseguidos, erigiéndose así, como un gran ejemplo a seguir, por eso y nada más por eso, los del sindicato de hoy en día, le rinden pleitesía.

¡Sale pues!

La tarde de éste sábado, la mesa directiva del Sindicato de Molinos Azteca, quien como ya se dijo, en sus inicios se llamó Industrias de Río Bravo, planta Maseca, tuvo a bien organizar una fiesta en su salón oficial de reuniones, con la firme idea de invitar, tener y convivir con un hombre que dicho sea de paso, en los fabuloso 60s, 70s 80s y parte de los 90s, se convertiría en todo un personaje dentro de esa empresa y que de hecho, junto con otros – algunos de ellos ya en el cielo – impulsaron, formaron y le dieron lustre durante muchas décadas al Sindicato de Maseca.

Javier García Díaz es su nombre; si usted pregunta por él, tal vez no lo identificaría de inmediato, pero si dice la palabra mágica, ‘’El Ratón’’, seguramente le responderían en el acto; así se le conocía a Javier dentro de la Planta.

‘’El Ratón’’, aunque actualmente ya muy mermada su salud, es un tipo que no se deja caer, que a pesar de su edad y que consciente de que el padre tiempo no perdona, sigue activo; lento, pero activo, realizando cualquier actividad que lo mantenga ocupado para mantenerse ‘’fuerte’’ como él dice.

Aún a su edad y su delicado estado de salud, El Ratón todavía frecuenta El Café Lalitos – su preferido – desde hace muchos pero muchos ayeres: Hace algunos días, Javier recayó y estuvo en cama por algunas semanas; sus amigos, incluso, uno de los dueños del restaurant, anduvieron indagando por aquí y por allá hasta que supieron en donde vivía; hasta su lecho de dolor acudieron, le desearon una pronta recuperación y le dieron ánimos. Cosa curiosa, luego de esa visita El Ratón se levantó y ahí anda de nuevo, lento, pero deseoso de seguir cafeteando.

En sus años mozos, Javier García Díaz era un tipo un tanto reservado, alto, fortachón, de carácter alegre y divertido cuando ya estaba entrado en plática con los amigos, quienes por cierto, se contaban con los dedos de las manos.

El Ratón nació un 9 de julio de 1945 en Rancho Nuevo, Coahuila. Muy joven, acompañado de sus padres emigró a ésta ciudad de Río Bravo buscando nuevas oportunidades y sabedor de que en ésta ciudad había mucho trabajo y auge en el campo con el oro blanco; el algodón.

Así empezaría Javier a trabajar en esta ciudad.

Ya siendo un adolescente, García encontraría lo que sería su primer y único amor; Lupita, con ella se casó y procrearon seis hijos, actualmente ya todos casados y con hijos – incluso nietos y visnietos – Anduvo por aquí y por allá en casas de renta, sin embargo, ya casi para cerrar ‘’la fábrica de wercos’’, sentó cabeza y edificó su hogar en la colonia Cuauhtémoc, lugar en donde aún reside, o sea que para entonces entraría a trabajar como simple peón en la planta Maseca recomendado por un amigo.

Cuando entró al trabajo, Javier llevaba un aventaja sobre otros; manejaba – aunque poco – la máquina de soldar. El caso es que Javier cayó como anillo al dedo en esa empresa puesto que necesitaban con urgencia a alguien que supiera realizar trabajos de soldadura; a partir de ahí, García Díaz, por cierto gran imitador de Pedro Infante, se ganó un trabajo estable y ya no era un simple trabajador, ahora entraba por la puerta grande y más porque era un tipo que jamás faltaba a la chamba; por supuesto, eso le bastó para que los jefes de la empresa le aumentaran el sueldo. Javier no respingaba, no ponía peros aún después del horario, porque como dijimos, era un hombre cabal, sincero y bien jalador.

Su primera participación en lides sindicales, fue cuando formó parte de la primera terna para elegir lo que sería el primer secretario general del naciente sindicato de Maseca, título que ganaría el ya desaparecido líder Rogelio López Ojo de Agua, por supuesto Javier quedo dentro de la mesa directiva y juntos se fueron a la capital del estado para firmar ante la Junta de Conciliación, el acta constitutiva que le daría legalidad al sindicato. A ojo de Agua lo reemplazó Baltazar Tonché, luego Don Oscar Garza, posteriormente Manuel Lozano, para luego entrar a quien ya le decían El Ratón. Fue precisamente éste último quien duraría más años como Secretario General ya que según los agremiados, era el tipo que necesitaban para que los defendiera; dicen que era un líder inspirador, que con sus acciones y actitudes en el día a día hicieron de él un ejemplo a seguir; tuvo una gran influencia en el modo de hacer y comportarse con las personas de su entorno.

Hace días, antes de escribir este artículo, tuve la suerte de platicar con el jubilado Javier García. Lo vi muy decaído, pero cuando le pedí que me contara algunas algunas de sus anécdotas, le vi en sus ojos ese brillo muy característico de alguien que siente el deseo de vivir y contar lo que sabe. No fue mucho lo confieso, pues debido a su salud y al medicamento, se me quedó dormido.

¡Ha! se me pasaba contar, gracias a su trabajo como líder sindical, Javier García tuvo algunas participaciones en la política; fue regidor en la administración de Jorge Cárdenas Garza y algo que si me acuerdo, es que pudiendo pedir lo que fuera, dado ‘’el poder’’ que tenía, jamás quiso abusar de su puesto, es más, ni siquiera quiso que le bacharan su calle porque argumentaba que había otra gente que más lo necesitaba. Así de honesto era este personaje.

‘’Ya nada es igual….los sindicatos han perdido esa fuerza que teníamos, hay muchos factores que lo hacen diferente, ya son gentes con otras ideas; antes era bonito, éramos entrones y defendíamos a los agremiados…hoy quieres hacer lo mismo y te callan o te amenazan así sin más ni más…’’. Con eso termino El Ratón para luego quedarse dormido.. Fin.

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