Los residuos neoliberales en la SEP
José Ángel Solorio Martínez
La visión neoliberal de los movimientos sociales, es surrealista; considera, como un peligro para las instituciones -las legitimadas y bendecidas por las élites- y como expresiones diabólicas de grupos sociales que intentan entronizar sistemas gubernamentales con ideas extranjerizantes y exóticas.
Esa óptica, se construyó desde el triunfo de la hegemonía priista que concluyó con la llegada al poder del sucesor del presidente Lázaro Cárdenas del Río y se delineó, con soplos exógenos.
La revolución cubana -inicio de la satanización, de la rebelión de las masas-, la Guerra Fría -USA vs URSS- y luego el neoliberalismo, ataviaron al movimiento obrero, campesino y popular mexicanos, con un velo de miedo: la subversión, es hermana del comunismo y de prácticas insanas para la república que se pensó, era propiedad de las clases dominantes.
La filosofía neoliberal, lejos de resolver las contradicciones que provocan la movilización social, responde con un ejercicio que mucho se asemeja a regímenes dictatoriales: los demoniza, los sataniza. Su primera acción, es la de intentar legitimar a líderes sociales y sus demandas. Legítimas o no; para los adoradores del libre mercado, las peticiones de la ebullición social, es lo de menos: lo fundamental desde su cosmovisión es intentar acabar con los dirigentes, que es una forma de liquidar el movimiento.
La IV T tamaulipeca, debería recordar las lecciones del pasado.
Lo ha dicho AMLO, referente a otros gobiernos: no somos iguales.
Así debería ser.
El conflicto magisterial, no se resolverá con lo peor de las prácticas neoliberales.
La Dirección de Comunicación Social, del gobierno estatal, no entiende y no sabe lo que representa, ni le alcanza para ver sus relevantes tareas; le ha organizado una campaña negra, a Arnulfo Rodríguez Treviño y a la movilización en general -cada día crece y se articula con mayor potencia en todo el estado-, que lejos de abonar al diálogo, aleja los puntos de convergencia entre los actores de este evento que podría terminar en drama.
Otro ejercicio que lleva la esencia repugnante de la praxis neoliberal, es pretender utilizar el amago institucional, para acabar con la inconformidad social.
En política, nadie dialoga con un adversario que te amaga con cancelar pagos si no negocias. Grave error de las autoridades educativas; implementarán un ejercicio de gobierno, deleznable: levantarán actas de abandono de empleo a los profesores que forman parte de la impresionante movilización que hoy se vive en todo Tamaulipas.
Es incomprensible: la IV T, echando más leña al incendio.
Esa intención, alimenta la animadversión de las bases magisteriales contra las instituciones educativas.
Se preguntarán, sólo para incrementar más su indignación:
¿Por qué, las medidas coercitivas no se ponen en marcha contra quienes han saqueado el sistema educativo estatal?
¿Por qué, no se levantan actas de abandono de empleo a los centenares de aviadores que aloja la SEP en la región?
¿Por qué, no se ha llevado ante la justicia, a quienes se han apropiado de los recursos que debieran haber parado en los bolsos de los profesores de inglés -por ejemplo-?
El lopezobradorismo tamaulipeco, debe replantear su naturaleza ontológica.
No se puede gobernar con instrumentos de regímenes pasados.
Mucho le ha costado eso, a los educandos y padres de familia del estado.
Muy lamentable.
El problema, amaga con descomponerse aún más.
Se ve: la IV T, está reacia a resolver.
Se siente: el SNTE, sigue presente y dispuesto a llegar, “tope a donde tope”.
La cosmogonía neoliberal en el universo educativo, mostró resultados funestos.
¿Para qué reciclar medidas, las cuales, en el pasado reciente exhibieron su ineficacia y sus efectos catastróficos?